Entrevistamos
a Philippe Alcoy, integrante de la
redacción de Révolution Permanente sobre el balance de la primera
jornada de lucha conta Macron.
¿Cuál es el primer balance que puede hacerse de la jornada de movilizaciones de este martes 12?
Lo primero que se debe decir es que la jornada de huelga y
movilización del martes pasado fue un éxito. No tanto por el número de
manifestantes; por más que los números fueron buenos (400.000 personas
en todo el país) en estos últimos años ya se vivieron manifestaciones
más masivas. Sin embargo, todo el mundo, incluso la CGT, se esperaba una
manifestación menos fuerte. Y lo más importante es que las
manifestaciones del 12 pueden estar mostrando la apertura de cierta
dinámica de lucha y resistencia de cara al 21 de septiembre, cuando
tendrá lugar otra jornada de lucha en Francia.
Un dato que no es menor es que la CGT prácticamente sola -las
organizaciones que la apoyaron eran más pequeñas- logró movilizar casi
el mismo numero de manifestantes que lo que había movilizado el 9 de
marzo de 2016 junto a otras centrales importantes como Force Ouvrière
(FO). Recordemos que ese 9 de marzo de 2016 marcaba el inicio del gran y
extenso movimiento contra la reforma laboral de Hollande que duró más
de cuatro meses.
A diferencia de 2016 la dirección de FO no llamó en esta oportunidad a
manifestarse contra Macron. Sin embargo, varias federaciones y
sindicatos locales de FO (pero también de la CFDT y otros sindicatos
menores) se movilizaron a pesar -en contra- de la posición oficial de
sus sindicatos.
También habría que destacar que esta vez no solo hubo cortejos
importantes en las grandes ciudades, sino que en muchas ciudades pequeña
y medianas se vieron importantes movilizaciones. Esto estaría indicando
la profundidad de la oposición a esta reforma.
¿Qué papel juega la juventud y qué puede esperarse en las próximas semanas?
A pesar de toda la propaganda interesada de los grandes medios de
comunicación nacionales que intentaban hacer pasar la movilización como
algo “folklórico”, en donde solo habrían participado los “militantes
profesionales”, la realidad es que se vieron muchísimas caras nuevas. No
solo por parte de los trabajadores del sector privado, las principales
victimas de la reforma, sino también muchos asalariados del sector
público que van a ser el próximo objetivo del gobierno.
Pero junto a estos sectores asalariados se destacó fuertemente la
presencia de la juventud, especialmente reagrupada en el bloque unitario
formado por distintas organizaciones políticas y sindicales juveniles.
Este dato no debe tomarse como un elemento anecdótico. Al contrario, se
ha transformado en una preocupación muy grande para el gobierno y la
patronal, como algunos artículos de la prensa lo dejan entender.
Pero esta presencia juvenil es también una gran noticia para los
trabajadores y el movimiento obrero. La juventud no solo aporta una
energía enorme al movimiento, sino que se transforma en un elemento
moralizador para la clase obrera y, sobre todo, es un sector en donde
las direcciones burocráticas, políticas y sindicales, tienen muchísimo
menos peso y capacidad de control o desviación del movimiento. Y
justamente eso genera el temor del gobierno y la patronal.
Lo más interesante de esta importante participación de la juventud es
el hecho de que la mayoría de las clases aun no comenzaron en las
universidades, mientras que en los colegios secundarios los alumnos
recién comienzan. En muchas universidades las clases comienzan el lunes
próximo, lo que abre perspectivas importantes para la jornada del 21 y
lo que posiblemente se perfile, un movimiento que puede ir creciendo.
¿Cómo se prepara la jornada del 21 y qué plantean desde la Corriente Comunista Revolucionaria del NPA?
El 12 abrió una situación interesante para los trabajadores, para la
juventud y las clases populares. En ciertos sectores se siente una
dinámica combativa. Es el caso de los camioneros en donde los sindicatos
CGT y FO del sector llaman a organizar una huelga indefinida a partir
del 25 de septiembre contra las reformas de Macron. Esto es muy
importante ya que este sector jugó un rol determinante durante la lucha
contra la reforma laboral de Hollande en 2016, haciendo que sectores
importantes del movimiento obrero entren en lucha.
De cara al 21, es fundamental que se comience a preparar la difusión y
convocar asambleas en los lugares de trabajo y de estudio,
desarrollando la autoorganización para que la huelga y la movilización
sean masivas, mucho mas fuertes que el 12, creando una dinámica de
radicalización.
En este sentido nos parece fundamental que la dirección de la CGT
junto con otras organizaciones sindicales y políticas, como el
movimiento de Mélenchon, La France Insoumise, pero también el NPA de
Philippe Poutou y Lutte Ouvrière, formen un frente único de los
trabajadores y la juventud contra Macron. Tal frente podría levantar un
programa que logre unificar ampliamente a nuestra clase, sus diferentes
sectores, las franjas mas explotadas y oprimidas como los trabajadores
inmigrantes, las mujeres, los jóvenes y los millones de desempleados.
En ese contexto, una movilización de este tipo podría incluso dar
otra dinámica, mas combativa, unitaria y radicalizada, a la
manifestación que convocó Mélenchon el sábado 23 de septiembre. Es
decir, en vez de una manifestación en apoyo al proyecto político
reformista de Mélenchon el 23 podría transformase potencialmente en un
momento suplementario hacia la radicalización y profundización de la
lucha contra Macron. Pero eso está por verse todavía, y claramente no es
la política de este sector reformista, que busca evitar la
radicalización y viene llamando a acciones separadas de las que convoca
la CGT. Lo que es seguro, es que el otoño francés puede ser una nueva
primavera.
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire