Entrevistamos
a Philippe Alcoy, miembro del comité de Redacción de
Révolution Permanente.
Izquierda Diario: Este 12 de septiembre está convocada una
huelga y movilización por parte de la Confederación General del Trabajo
(CGT) junto con Solidaires y organizaciones de la juventud, contra la
reforma laboral que prepara el gobierno de macron. ¿Cuál es la
importancia de esta jornada de lucha?
La manifestación del 12 de septiembre es muy importante porque es la
primera movilización masiva contra el violento plan de recortes y contra
reformas de Macron. Si bien no se puede garantizar que la manifestación
del próximo martes tenga la magnitud que otras movilizaciones y
movimientos tuvieron en Francia los últimos años, sí hay varios
sectores, tanto en la juventud como entre los trabajadores, que expresan
sus ganas de luchar y resistir.
Sin embargo, mientras que la CGT, Solidaires y las organizaciones
juveniles convocan a manifestar, hay varias secciones de otros
sindicatos que no están llamando a movilizarse, como la CFDT y Force
Ouvrière (FO), o que mantienen un silencio inaceptable, como el
principal sindicato de los trabajadores públicos, la FSU.
La jornada del 12 está revelando cada vez más abiertamente el salto
en la colaboración con el gobierno y la patronal por parte de estos
sectores de la burocracia sindical. Si durante todo el gobierno de
Hollande esto estaba claro para la CFDT, que acompañó todas las
contrarreformas antipopulares del PS en el poder, ahora es el turno de
Jean-Claude Mailly de FO de mostrar su verdadera cara. Sin embargo, la
traición de Mailly está también generando muchas contradicciones
interna, entre los militantes de base e incluso con ciertas instancias
de dirección.
Es que el descontento con los ataques de Macron es muy grande. Es
esto lo que explica que Philippe Martinez, secretario general de la CGT,
ya empiece a hablar de la posibilidad de convocar a una nueva
manifestación antes del 22 de septiembre cuando se adoptará la Ley a
través de un procedimiento acelerado y profundamente antidemocrático
[una especie de decretazo].
En este marco, la movilización del 12 podría marcar un momento clave
para la resistencia obrera, de la juventud precarizada y popular contra
el gobierno de Macron y la patronal.
¿Cuáles son los principales puntos de esta reforma laboral?
A la reforma de Macron se la llama “Reforma laboral XXL”. Es decir,
se inscribe en la continuidad de lo que fue la reforma laboral de
Hollande, pero radicalizando algunos puntos y volviendo a incluir otros
que habían sido retirado en el curso de las “negociaciones” por Hollande
mismo.
Se trata de flexibilizar lo más posible el mercado laboral francés. Y
esto se intenta de varias maneras. Una de ellas es facilitar los
despidos. Con esta ley, por ejemplo, las indemnizaciones de despido
“abusivo” tendrán un tope máximo, lo que permitirá a las empresas
calcular con anticipación el costo de los despidos. Además, se va a
hacer más complicado el recurso a los tribunales laborales para
determinar el carácter arbitrario o no de un despido. De hecho, los
patrones no estarán más obligados a explicar el motivo de un despido a
su empleado como es hoy en día. De ahora en adelante es el trabajador
quien deberá exigir al patrón que explique el motivo del despido.
Las multinacionales también saldrán beneficiadas por otras vías: para
justificar los despidos por dificultades económicas no se tomará más en
cuenta la actividad mundial de la empresa sino solamente sus
actividades en el suelo francés. Así, las empresas podrán por ejemplo
modificar su contabilidad en Francia para justificar pérdidas, al mismo
tiempo que podrán tener ganancias millonarias a nivel del grupo en su
conjunto.
Otras disposiciones van a permitir reducir la representatividad
sindical de los trabajadores en las pequeñas y medias empresas; se
aplicarán contratos para “misiones” específicas de trabajo, una forma de
legalizar la precariedad del trabajo temporal. En definitiva, como se
dice aquí, se trata de la “uberización” de la sociedad y del mercado
laboral.
¿Cómo se encuentra Macron a casi 4 meses de asumir? Cuando
ganó las elecciones todos los medios lo presentaban como un gobierno con
mucha popularidad…
Mientras que el resultado electoral de Macron aparecía como una
esperanza para los capitalistas franceses y europeos -esperanza de que
con la “nueva política” neoliberal su dominación conocería algo de aire
fresco ante las crisis de régimen profundas en el continente y en
Francia-, hoy aparecen las viejas dudas.
Desde agosto, Macron perdió 8 puntos de popularidad y el número de
personas que se oponen a sus proyectos es cada vez mayor. La prensa
liberal y ligada a las grandes fortunas ya no duda en escribir artículos
planteando su incertidumbre sobre la política macronista y hasta
artículos bastante críticos.
El presidente y su gobierno se muestran agresivos, lo que es una
muestra de nerviosismo. En un discurso pronunciado desde Atenas esta
semana, Macron declaró que no retrocederá ante “los vagos, los cínicos y
los extremistas”. Un lenguaje que más que amedrentar podría aparecer
como una provocación y tener el efecto de provocar que mucha más gente
se manifieste el martes que viene.
El problema que se plantea para Macron, su gobierno y la patronal, es
que solo se trata del comienzo. Como declaró esta semana la ministra
del trabajo al Financial Times, la reforma laboral es solo una pieza de
un esquema que prevé reconfigurar el conjunto del modelo del “Estado
benefactor” francés creado en la postguerra. Un proyecto ambicioso,
desde un punto de vista capitalista. Pero muy peligroso también.
En la primavera del 2016 se vivió en Francia un gran
movimiento contra la reforma laboral, ¿qué lecciones dejó que puedan ser
útiles hoy?
Todo el mundo se pregunta en el fondo si la reforma de Macron no va a
provocar otro movimiento como el de 2016 contra Hollande. Evidentemente
que es necesario un movimiento masivo contra estos ataques duros. Pero
como 2016 mismo lo demostró, no son manifestaciones y huelgas aisladas
lo que logrará detener los planes de este “gobierno de combate” pro
patronal. Sacando estas conclusiones, varias voces empiezan exigir más
claridad sobre el plan a seguir después del 12 de septiembre.
Otra lección importante es que es necesario construir la unidad la
más amplia posible entre los trabajadores del sector privado, los
principales afectados por la reforma laboral, con los del sector
público, que ya están en la mira del gobierno, pero también con la
juventud precarizada en las universidades, colegios y los jóvenes de los
barrios periféricos azotados por el desempleo, la exclusión y, en gran
parte, el racismo de Estado.
Para ese objetivo, la autoorganización es clave. Para que los
trabajadores y la juventud tomen en sus manos su propia lucha y que la
dirección de la misma no quede bajo el control de direcciones sindicales
y/o políticas burocráticas que a fin de cuenta se preocupan más por
controlar y contener la radicalidad de las masas que por vencer al plan
del gobierno y los patrones.
¿Qué posición tiene la corriente Francia Insumisa de Mélenchon?
Desde el fin de las elecciones, la CGT y el movimiento de Mélenchon,
la France Insoumise, habían entrado en una competencia absurda alrededor
de la oposición a las contrarreformas de Macron. A tal punto que ambos
llamaban a manifestaciones, con el mismo objetivo de oponerse al
gobierno, pero en días distintos, dividiendo las fuerzas de la juventud y
de los trabajadores frente a un gobierno dispuesto a llevar a cabo un
verdadero “golpe de estado social”.
Sin embargo, en estos últimos días hubo un cambio en la política de
Mélenchon y de Martinez, el líder de la CGT. Mélenchon afirmó incluso
que todos los diputados de su movimiento participarían de la jornada del
12, al mismo tiempo que llama a manifestar el 23 de septiembre cuando
la ley sea adoptada en el parlamento.
Es un paso positivo, pero de ningún modo suficiente, hay que dejarlo
claro, ya que no hay ningún plan de batalla concreto y unitario.
¿Cuál es la política que levanta la Corriente Comunista
Revolucionaria del NPA (Nuevo Partido Anticapitalista) desde el
periódico Rèvolution Permanente?
En la situación actual es fundamental construir la unidad más amplia
entre los distintos sectores de la clase obrera, la juventud y los
barrios populares, que van a ser los principales afectados por estas
reformas. Para eso, nos parece fundamental que las organizaciones
sindicales y políticas del movimiento obrero y de la juventud comiencen a
discutir un plan de lucha concreto contra Macron y su gobierno. Por eso
planteamos que Mélenchon y Martinez de la CGT, por su influencia entre
los trabajadores y las clases populares, tienen la responsabilidad de
ponerse al frente de esa política.
Esto mismo es lo que, a una escala mucho más pequeña, desde la
Juventud del Nuevo Partido Anticapitalista, nuestros militantes
defienden y llevan a cabo. Por ejemplo, tuvimos un rol muy importante en
la convocación de una reunión unitaria de las organizaciones políticas y
sindicales de la juventud que llaman a manifestar este 12 de septiembre
y que comienzan a preparar la resistencia en las universidades y
lugares de estudio.
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire