Milonga de andar
lejos. Y es de
andar lejos que uno a veces se entera con retraso. Y es con retraso que me
enteré de la triste noticia de la muerte del enorme cantante uruguayo Daniel
Viglietti. Fue el último 30 de octubre.
Philippe Alcoy
Y estando lejos justamente, cuantas veces no
habré pensado en esa canción, esa “milonga de andar lejos” que concentra tanta
verdad, tanto internacionalismo, tanta empatía entre los esclavos modernos de
este mundo; los que la nacionalidad a veces separa pero que la clase une, pero
que la explotación une, pero que los sufrimientos unen.
Qué lejos está mi
tierra
Y, sin embargo,
qué cerca
O es que existe un
territorio
Donde las sangres
se mezclan.
Tanta distancia y
camino,
Tan diferentes
banderas
Y la pobreza es la
misma
Los mismos hombres
esperan.
Pero también la esperanza y la lucha por otro
mundo los unen. Esas palabras anti escépticas y optimistas.
Yo quiero romper
mi mapa,
Formar el mapa de
todos,
Mestizos, negros y
blancos,
Trazarlo codo con
codo.
(…)
Yo quiero romper
la vida,
Como cambiarla
quisiera,
Ayúdeme compañero;
Ayúdeme, no
demore,
Que una gota con
ser poco
Con otra se hace
aguacero.
Me hubiera gustado haber escuchado en vivo,
al menos una vez, esa voz poderosa y esa poesía comprometida. Voz y poesía militante
pero al mismo fina y delicada, sofisticada. No pudo ser. Pero como se dice
popularmente: se fue el artista, queda su obra. Y es así que me gustaría recordarlo.
Daniel Viglietti, hizo parte de esa generación
de cantantes y autores que sentían y hacían sentir; una generación de artistas
comprometidos con los oprimidos, con los pobres, con los explotados. Canto que
expresa los sentimientos de los esclavos modernos. Sus amores, sus miedos, sus
anhelos, sus ansias de liberación. Canción de amor; canción de amor a la
libertad. Fraternidad. También sufrió la represión en piel propia cuando en
1972 fue detenido por la dictadura uruguaya. Y no podía ser de otro modo; no
tenía que ser de otro modo.
Pobre del cantor
de nuestros días
Que no arriesgue
su cuerda
Por no arriesgar
su vida.
Esa era la filosofía de Daniel Viglietti, de
su obra y de toda una generación. Lindas palabras que el “cantor” uruguayo
reprodujo en su hermosa interpretación de la canción de Pablo Milanés “Pobre
del cantor”.
Una generación militante. Viglietti le cantaba también a
una generación que arriesgaba y arriesgó su vida por un compromiso social; una generación
que daba y dio su vida por la causa de los explotados y los oprimidos. Una generación
militante, de jóvenes y menos jóvenes. Mujeres y hombres que no tenían nada que
perder más que sus cadenas.
En estos tiempos de reacción brutal y
violenta por parte de las clases dominantes; de denigración del militantismo y
de desprecio hacia las ideas de cambio social, de escepticismo, de
individualismo, las palabras potentes de Daniel Viglietti acaban dando fuerzas
para continuar la lucha, para comenzar la lucha, hasta la victoria.
Menos mal que
existen
Los que no tienen
nada que perder
Ni siquiera la
muerte.
Anaclara. Esa misteriosa compañera de
lucha. Cantada con tanta dulzura y
cariño hacia su compromiso. Expresión también de esa generación militante.
Con un grafo
Ella escribe en
las paredes "resistir",
Bufanda rojinegra
por la espalda,
Minifalda,
Anaclara.
Vamos estudiantes. Ese fue uno de los gritos de guerra
de Daniel Viglietti, en la onda de choque que las movilizaciones estudiantiles
de fines de los años 1960 provocaron alrededor del mundo. ¡Vamos estudiantes
que los tiranos un día temblarán!
Pero también una generación ferozmente reprimida,
torturada, detenida, asesinada, desaparecida por los poderosos. Lacayos locales
de imperialistas a la ofensiva para acallar y aplastar a los pueblos, a sus
resistencias. Varias canciones de Daniel nos recuerdan esa época heroica y trágica
al mismo tiempo en nuestro continente.
No son sólo memoria,
Son vida abierta,
Continua y ancha;
Son camino que
empieza.
Cantan conmigo,
Conmigo cantan.
Dicen que no están
muertos;
Escúchalos,
escucha,
Mientras se alza
la voz
Que los recuerda y
canta.
Cantan conmigo,
Conmigo cantan.
Nunca bajar los
brazos. Ese es
también el mensaje, incluso en las situaciones más aberrantes y adversas. Fe en
nuestra victoria, incluso cuando todo parece gris, como el cielo de un calabozo.
Cielito, cielo que
sí,
Cielito del
calabozo,
Adónde nos han
metido
Pa' sacarnos el
antojo.
(…)
Cielito, infierno
y tristeza
Cuando las horas
son frías,
Cantándole al
hombre nuevo
Todo es fe y es
alegría.
Cielito, cielo en
la noche,
Cielito de la
memoria,
Hijo, madre y
compañera
Sabrán continuar
la historia.
(…)
Cielito, muy
buenas noches
Que pronto será el
buen día;
Cuanto más larga
la espera,
Más hermosa la
alegría.
Cielito, cielo a
dormir,
Las nueve han dado
y sereno,
Cielo negro, cielo
guerra
Y después un cielo
nuevo.
América libre. Una poesía de orgullo ante la opresión
imperialista. Libertad para nuestra América. Pero una liberación nacional de
clase y no una alianza con los lacayos locales del imperialismo.
Pero permítame,
amigo,
Fijarme como lo
doy,
Que un señor
abanderado
También puede ser
traidor.
Fíjese que el
poderoso
Suele vestirse de
peón,
Hablar de escudo y
bandera
Y a la patria
hacer traición.
Un llamado al levantamiento, un llamado a
tomar consciencia. A pensar en algo tan simple como “que si las manos son nuestras, es nuestro lo que nos den”. ¡A
desalambrar! Y a terminar con ese cáncer de nuestras tierras latinoamericanas
que son los latifundios.
Si molesto con mi
canto
A alguno que ande
por ahi
Le aseguro que es
un gringo
O dueño del
uruguay.
A desalambrar a
desalambrar
Que la tierra es
mia tuya y de aquel
De pedro maria de
juan y jose.
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